19/11/2024

19 DE NOVIEMBRE – DÍA MUNDIAL PARA LA PREVENCIÓN DEL ABUSO SEXUAL CONTRA NNyA: LA DEFENSORIA DEL PUEBLO RATIFICA SU FIRME COMPROMISO DE CONTINUAR LUCHANDO CONTRA ESTE FLAGELO

Jorge Henn, Defensor del Pueblo a/c,  difundió el presente documento suministrado por el Equipo Interdisciplinario de la Delegación Rafaela del Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Santa Fe.

En el año 2000 se estableció a nivel internacional la fecha 19 de Noviembre como el “Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual contra Niños, Niñas y Adolescentes”, con el objetivo de promover la lucha contra la pedofilia y la explotación de niños, niñas y adolescentes, mediante acciones concretas y sistemáticas para su efectiva protección.

En lo sucesivo, esto dio lugar a cambios en las prácticas e intervenciones en esta problemática social compleja, adquiriendo prioridad el Interés Superior del Niño y los derechos vinculados a la dignidad humana, otorgando centralidad al derecho a ser oídos y que su opinión sea tenida en cuenta; procesos que fueron facilitando con el correr de los años que en los múltiples espacios que acompañan infancias y adolescencias (educativos, deportivos, artísticos, culturales, entre otros), se fueran aceitando mecanismos de escucha y detección temprana del abuso, así como también se desarrollen dispositivos preventivos y específicos, como la ESI, los cuales vienen dando sustento a esta tarea desde hace casi un cuarto de siglo.

Estas luchas, contrahegemónicas, tienen sostén vital en los movimientos de mujeres y diversidades, pero se van tejiendo en paralelo con otros movimientos, de corte reduccionista, que ciñen la problemática del abuso sexual contra las infancias y adolescencias, a una “verdad” (o mentira) que puede descifrarse mediante la valoración que un profesional experto puede hacer del análisis de las memorias, a las que accederá a través del relato en entrevista en Cámara Gesell al que ese niño, niña o adolescente fue sometido.

La base de esa teoría, conocida como Psicología del Testimonio, recupera aportes muy valiosos de las neurociencias, pero en esa extrapolación al campo de los abusos sexuales y su consecuente ilusión de facilitar los procesos penales, se pierden aspectos esenciales, propios de las dinámicas de las situaciones abusivas, que son justamente los elementos que transforman a ésta en una problemática social compleja.

Por un lado, en términos macro, se invisibilizan las violencias estructurales, ya que estas no son susceptibles de ser narradas en entrevista en Cámara Gesell ni son factores que los niños o niñas pudieran comprender, no obstante, son la base de un sistema patriarcal desigual y discriminatorio, que luego en términos micro e intrafamiliares muchas veces deviene en múltiples violencias por motivos de género, y también contra niños, niñas y adolescentes, por su vulnerabilidad, provocando todo tipo de abusos, entre ellos, los sexuales.

Por otra parte, esas intervenciones reduccionistas también olvidan que las memorias no son externas ni tangibles, sino que son una reconstrucción que las personas hacemos, mediante palabras que pueden ser más o menos exactas, y que no necesariamente reflejan la totalidad de nuestras vivencias… En este marco sucede que, cuando los niños, niñas o adolescentes no pueden ser precisos en detalles o no llegan a expresar con palabras todas sus vivencias, esto pasa a interpretarse como un relato inducido, ya sea por la madre o por la o el profesional de la psicología que viene acompañando el proceso… instalando dos falacias muy graves: o bien que los  niños mienten, o bien que son manipulados por los adultos que les hacen decir lo que no es para dañar a otro adulto con el que se está en conflicto…

Esto último nos lleva a más problemas: por un lado a desacreditar y desconfiar de lo que nos dicen los niños y niñas; por otro lado, y por su efecto, a dejarlos desprotegidos y vulnerables frente a los abusos cometidos por los adultos contra ellos y ellas; por otra parte, a seguir exigiendo que sean los niños y niñas quienes luego de sufrir además deben ser claros y específicos, y facilitar la tarea de decodificación a los adultos, porque si no son capaces de ello entonces se desestima el relato y por ende la ocurrencia de los hechos…

Pero quienes efectivamente trabajamos con niños, niñas y adolescentes sabemos que los horrores más profundos y desestructurantes mayormente no pueden ser puestos en palabras, por lo que exigen también un análisis profundo y minucioso de los aspectos emocionales, conductuales, cognitivos, de los procesos de cambio que pudieran haber acontecido, de las valoraciones y observaciones del entorno y de los otros significativos, de los procesos vinculares y sociales, todos ellos elementos centrales para comprender la complejidad de ésta problemática.

Es por esta razón que nos parece esencial que hoy, 19 de Noviembre, sigamos promoviendo buenas prácticas y acompañamientos sustentados en una ética de cuidado, priorizando el respeto, la empatía y la ternura para con los niños, niñas y adolescentes.