Nueva Cultura, con auspicio del Centro Piamontés –que prestó el salón- y la FOS, sirvió un desayuno a determinados invitados en condiciones de predicar sobre la vivencia y a quienes, apenas ingresados al lugar, se les cubrió los ojos y privó de ver. De ese modo, los participantes comprobaron cómo una actividad tan cotidiana, habitual y rutinaria como desayunar se convierte en algo menos automático sin poder ver.
Entre los invitados de esta primera actividad del año de Nueva Cultura (ya piensan en un almuerzo para septiembre) estuvo el Defensor del Pueblo, Jorge Henn, quien se declaró “enteramente conmocionado: tomar un pocillo para beber un café; asir una cucharita para revolver su interior dejan de ser actos mecánicos y menores y pasan a ser pequeñas odiseas a sortear”.
Henn está convencido sobre “la necesidad de replicar estas experiencias para que todas las personas que ven tomen conciencia de la empatía que se requiere para entender cuán difícil puede ser la vida sin poder ver y más aún sin que aquellos que tenemos visión hagamos algo para facilitárselas”.
Este miércoles fueron cincuenta las personas -entre ellas, dirigentes de organizaciones sociales, autoridades, concejales, diputados, periodistas, personal policial y de bomberos- sentados en mesas para tomar un desayuno pero con los ojos vendados y viéndose estimulados a potenciar todos los sentidos restantes.
La experiencia propone ponerse en el lugar del otro y la idea fue compartir un encuentro de camaradería, desayunar con los ojos totalmente tapados, con la intención de comprender lo que le sucede a la otra persona, sentimientos y emociones, desde lo vivencial.
Henn llegó y Florencia, una profesional de Nueva Cultura, le puso una gafa y lo condujo hasta su lugar sin decirle con quien compartiría el desayuno; una vez en la mesa el Defensor y los restantes comensales se presentaron e interactuaron sin poder verse.