OPINIÓN DE BERNARDO VOLOJ | ABOGADO ESPECIALISTA EN DERECHO AMBIENTAL Y RECURSOS NATURALES: POSGRADO EN CAMBIO CLIMÁTICO. DOCENTE EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL ARTURA JAURETCHE Y EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CHACO AUSTRAL. DEFENSOR DEL PUEBLO DE LA PROVINCIA DEL CHACHO
El día de la tierra nació como movimiento ciudadano, como un hecho popular; en años donde la protección y conservación al ambiente era todavía vista de forma peyorativa y más ligada a preocupaciones de elites filantrópicas que a una demanda popular y real… “Es un problema del primer mundo y no de acá” era un argumento muy común para minimizar la fuerza de estas ideas.
Pero la potencia de este movimiento de masas, primero desde una perspectiva e ideales anglosajones y luego extendiéndose como una mancha imparable por todas aquellas latitudes y pueblos que veían con mayor intensidad afectadas su calidad de vida, estado de ecosistemas y problemas asociados a la contaminación, dejo de ser solo una mancha y se volvió la base sólida de la cultura de la sostenibilidad actual.
Fue a inicios de la década de los años 70 del siglo xx cuando la salud de nuestra tierra empezó a mostrar deterioros de tipo global, generando la aparición de tópicos o conceptos que no habían tenido una conceptualización integral ni tampoco estaba prevista la adopción de medidas integrales para atender a los mismos. Conceptos como deforestación, contaminación industrial, contaminación de ríos, riesgo nuclear, pérdida de biodiversidad y cambio climático, comienzan a ser utilizados de forma masiva y a reconfigurar el vínculo humano-naturaleza.
¿Y porque esta introducción es decorativa y simbólica?. Porque a diferencia de otras fechas cargadas de simbolismo en las efemérides verdes, la del día de la tierra es la que surge de un clamor real ciudadano y no solo en la arena de la formalidad diplomática o los espacios institucionales. Ello a nuestro entender la hace más genuina, más difícil de conducir, más contradictoria y hasta posiblemente soñadora, pero sin embargo en estos más de 50 años que esta fecha tiene un color especial en el calendario, ha ganado su lugar sin condicionamientos.
Y si hacemos retrospectiva de los avances que ha tenido el movimiento ambiental, hay un ángulo que es positivo y está dado por el fortalecimiento de tratados internacionales y la generación de legislación internacional, regional y nacional tendientes a fortalecer los sistemas de protección, fortalecimiento y financiamiento ambiental, como a garantizar los derechos de los defensores ambientales, una consagración de la temática por parte de las agendas públicas sin distinción de ideologías o partidos; y fundamentalmente el hecho que ya ha sido tomada por la ciudadanía global dentro de un podio de temas estratégicos de la actual geopolítica.
Sin embargo, pese a estos avances institucionales, el estado de salud general de nuestra madre tierra no se ha estabilizado y por el contrario, el avance de los efectos negativos generados por el cambio climático repercuten de forma diaria en nuestra vida, en las finanzas públicas y en la alimentación o se reportaron mayores avances, debido a la sobreexplotación y destrucción de los ecosistemas, contaminación en el agua, aire, altas tasas de deforestación, pérdida de biodiversidad, la pandemia, las crisis económicas que añadido, a estos factores, se encuentran los efectos que están poniendo en peligro la vida de la Tierra y por tanto de nosotros los seres humanos como componentes de ella.
Qué podemos hacer como ciudadanos y cual es el lema del día de la tierra 2024
El lema del Día de la Tierra 2024 es “Planeta VS Plásticos” y se basa en un objetivo claro y ambicioso: reducir la producción de plástico[1] en un 60% para 2040, como subraya el lema "60×40". Un objetivo crucial para garantizar un futuro sin plásticos a las próximas generaciones.
La responsabilidad es de todas y todos para con nosotras y nosotros mismos, así como de las generaciones venideras, con el firme propósito de defender los derechos de la Tierra.
Sin caer en romanticismo, pero tampoco en efemérides vacías, debemos interiorizar que todos los días son el día de la tierra, pero fechas como estas nos permiten recordar que debemos trabajar por su bienestar, cuidado y velar por su protección; en definitiva hoy es el día de comprometernos a tomar conciencia y cambiar hábitos y prácticas alejadas de la sostenibilidad.
Como acto seguido a la toma de conciencia, necesitamos acciones concretas y urgentes. Los datos reales muestran una realidad compleja: los últimos 4 años fueron los más calurosos por los efectos del calentamiento global[2]; Argentina se encuentra entre los 30 países que más contaminan sus mares con plásticos y 15 entre los que presentan las mayores tasas de deforestacion; las sequías y las inundaciones aumentan su frecuencia según se avanza con la destrucción de bosques y la quema de combustibles fósiles, lo que potencia el calentamiento global y provoca, a su vez, pérdidas económicas, riesgos sanitarios, problemas sociales y graves impactos ambientales.
Nos parece interesante como guía, el lema “El compromiso del ‘actuar humano‘ ya que es vital para lograr transformar, a través de ‘acciones’, sobre los problemas que presenta nuestro planeta, nuestro país, provincia o ciudad. Y más allá de las acciones individuales que podemos llevar a cabo para realizar nuestro aporte en la búsqueda de un equilibrio sostenible, nuestro compromiso ciudadano es poder exigir, monitorear y velar por políticas públicas que le den a la cuestión ambiental la importancia que merece. Además es fundamental apelar a la ciencia, las soluciones urgentes y la solidaridad ya que son los tres elementos imprescindibles para sentar las bases de las acciones necesarias frente al cambio climático y los problemas ambientales derivados del mismo.
Las Defensorías del Pueblo y su rol como protectoras de los interes difusos ambientales
Es un lugar común señalar el papel estratégico que las Defensorías del Pueblo tienen en materia del cuidado y protección del ambiente y como garante de los llamados derechos colectivos o difusos.
Numerosos países en América latina fueron marcados desde fines de los años 90 por una transición jurídica que implicó una consolidación del marco de la acción pública ambiental. Esto significó en el caso de las Defensorías la incorporación de derechos de tercera generación que incluyen el derecho a un ambiente sano.
La tendencia a la multiplicación de los conflictos ambientales en América Latina y en Argentina en particular puede explicarse por la fusión de distintos factores: La expansión exportadora de los recursos naturales, un aumento en la conciencia ambiental, la consolidación de las libertades democráticas ,la aceleración del cambio climático o, la ineficacia del estado tanto por su acción como por su inacción y la implementación de políticas enmarcadas en un extractivismo y potenciación del uso de recursos, en su mayoría finitos.
Por ello, es alentador observar cómo crece de forma continua la cantidad de casos, atenciones e intervenciones que nuestros organismos, realizan sobre la sostenibilidad ambiental; lo es también de la confianza que nuestros espacios generan en la ciudadanía al momento de llevar cuestiones donde se implique la vulneración a derechos de naturaleza ambiental.
Es así que las Defensorías reconocen el derecho ambiental como un derecho humano colectivo y desarrollan, a partir de esta primera reformulación del problema ambiental y su juridificación, estrategias complementarias para la gestión del conflicto ambiental. Cuestiones referidas al acceso al agua limpia y segura, intervenciones por la mala gestión de residuos sólidos urbanos, el fomento y promoción de buenas prácticas agrícolas, la interposición de acciones judiciales respecto al uso inadecuado de agroquímicos o el desarrollo de megaproyectos inmobiliarios realizados en desmedro de la normativa existente, el fortalecimiento de los procesos de participación ciudadana, la difusión de los mecanismos de acceso a la justicia e información pública ambiental, son solo algunas de las instancias, en que nuestras instituciones participan de forma activa en la protección de los derechos socio ambientales.
Entonces como Defensorías del Pueblo hacemos un llamado solidario y responsable a todas y todos para que podamos proteger los derechos asociados a la protección de la tierra, cumpliendo nuestra parte desde donde nos desenvolvemos cotidianamente.
[1] Existe numerosa literatura en diversos formatos sobre el problema de la contaminación de los plásticos. A modo introductorio dejamos textual esta información y recomendamos en el link mas profundidad sobre el tema “Las millones de toneladas de plástico que giran alrededor de los océanos han captado la atención del público en los últimos años. Pero los efectos de la contaminación por plásticos en los seres vivos que habitamos la superficie terrestre podría ser una amenaza peor de lo que se pensaba.Muy poco del plástico que desechamos todos los días se recicla o se convierte en energía a través de la incineración. Gran parte de estos materiales termina en vertederos, donde puede demorar hasta 1000 años en descomponerse y libera sustancias potencialmente tóxicas al suelo y el agua. https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/reportajes/los-microplasti...
[2] El sexto informe del IPCC, marca algunas noticias alentadoras en este informe de síntesis. Ha habido desarrollos prometedores en tecnologías bajas en carbono. Los países están asumiendo compromisos nacionales más ambiciosos para reducir sus emisiones y haciendo más para ayudar a las comunidades a adaptarse a los efectos del cambio climático. Y estamos viendo un mayor compromiso de financiamiento para todo este trabajo.
El problema es que aún no es suficiente. Incluso si todos los países del mundo cumplen sus compromisos climáticos actuales, eso probablemente no sea suficiente para mantener el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. https://www.un.org/es/climatechange/ipcc-wgii-report