Henn resaltó que la exigencia de la hora "ya no es sólo saber usar bien las herramientas informáticas para desempeñar nuestra cotidianeidad, en la que se hacen cada vez más omnipresentes e indispensables, sino también tomar conciencia de la necesidad de preservarnos de los abusos de los que podemos ser víctimas. La ciberdelincuencia es una actividad cuya sofisticación es cada vez más sorprendente para los ciudadanos comunes que se sienten impotentes frente a tales recursos cuando se destinada a perjudicarlos. Por ello la Defensoría del Pueblo, como órgano de protección y garantía de derechos, asume la responsabilidad de hacer llegar a cada ámbito posible herramientas y estrategias para ayudar a prevenir la comisión de estafas y demás acciones delictivas mediante la informática".
La charla la dictó la licenciada Soledad Martínez quien el lunes venidero volverá a desarollar en este mismo ámbito, otro aspecto de la compleja realidad que hoy impone el desafío de acotar y/o frenar la ciberdelincuencia y que, tal vez, alude al colectivo más indefenso aún al que se dirigen quienes se dedican a la comisión de tales acciones ilegales: niñas, niños y adolescentes.