Henn, el primero en hablar, explicó que se trata de sentarse en un restaurante, bar o lugar público de consumo alimentario y no estar obligado a consumir bebidas porque el establecimiento sirve de modo gratuito una jarra con agua.
“La cátedra de la UNR que promueve esta sana práctica y que apoyamos desde la Defensoría resalta que no se trata de un costo alguno para los establecimientos porque el agua potable es solventada por todos los ciudadanos en cambio es un distingo de calidad en la atención que probablemente hará que el cliente quiera regresar sobre todo porque puede saciar su sed sin estar obligado a pagar por otra clase de bebida”, acotó el Defensor.
La Defensoría y los gastronómicos han trabajado en capacitaciones específicas para está instalar esta constante basándose recogiendo estadísticas que demuestran que los sitios ponen en práctica no pierden ingresos porque lo que los (que deciden solo consumir agua) suelen destinar también el dinero de las bebidas a adquirir platos más costosos, postres o bocadillos de sobremesa.
Luego, Faccendini, Gayá, y Chiarelli coincidirían con el Defensor en enfatizar que “la jarra de agua torna amigable un bar o restaurante, generando empatía y está comprobado que ello redunda en un cambio de paradigma desde una concepción ambiental y una actitud abierta al turismo. La amabilidad es rentable y la jarra trae esa rentabilidad”.
El lanzamiento tuvo lugar en el bar ubicado en Boulevard Gálvez y Dorrego, de la capital santafesina.
