Unas 500 mujeres maltratadas fueron atendidas en la zona Norte de la provincia de Santa Fe por la Defensoría del Pueblo desde enero hasta la fecha. En tanto que unas 270 acudieron a la Sede Rosario de la Defensoría del Pueblo en lo que va de 2011. Este número surge de la suma de las categorías violencia familiar, violencia-abuso deshonesto, problemas familiares y maltrato conyugal. La cifra la suministró el Defensor del Pueblo, Edgardo José Bistoletti, acompañado de la Coordinadora del Area Mujer y Trata de Personas, Laura Manzi, en vista de la celebración del Día Internacional de la No violencia contra la Mujer que se celebra cada 25 de Noviembre. Ambos funcionarios exhortaron a que la fecha resulte motivo de reflexión acerca de una realidad que está entre nosotros, atraviesa todas las capas sociales y, lo que es peor, sigue creciendo de modo exponencial amparada en la vigencia de prejuicios culturales y estereotipos en torno del género femenino (la mujer como madre, esposa, ama de casa, etc.) que invisibilizan y perpetúan el ejercicio de la violencia contra las mujeres. Asimismo Bistoletti instó a la sociedad a hacer comentar las situaciones de violencia física o psíquica de la que sea víctima alguna mujer. “Sabemos que para un vecino, amigo o familiar a veces resulta incómodo formalizar una denuncia. Lo que hay que iniciar es el camino de la visibilización del hecho al menos comentándolo o acercándose a algún organismo como el nuestro . No se trata de un mero ejercicio de delación toda vez que se buscaría preservar la integridad de un mujer que está siendo sometida”, explicó. A propósito el Ombudsman santafesino recordó que en el Centro de Asistencia a la Víctima que funciona en esa institución están para atender esos casos existe un grupo abierto de mujeres víctimas de violencia familiar que se reúne cada 15 días en la Defensoría y que es coordinado por la psicóloga, Carolina Asensio, y la asistente social, Silvia Nadalich. Este grupo viene funcionando desde hace ya 3 años, con encuentros de dos horas aproximadamente que buscan asistir y contener las mujeres víctimizadas y ayudarlas a construir en conjunto un contra discurso partiendo de la recuperación de la autoestima en cada caso.Frente a una palabra debilitada, por los referidos paradigmas culturales, el grupo posibilita a las mujeres el surgimiento de una nueva mirada sobre sí mismas y posicionamientos más igualitarios, favoreciendo la expresión espontánea en una red de apoyo, referencia y pertenencia.