La labor de la Defensoría se entronca con el sentido del Levantamiento de Ghetto de Varsovia. ¿Acaso una dictadura como la hitleriana o la de Videla es capaz de dar origen a una institución como la Defensoría del Pueblo?; solamente en democracia -aun con sus debilidades- es posible pensar y tener este tipo de institutos que defienden a los ciudadanos comunes de los atropellos y falencias del Estado, dijo la adjunta Zona Norte, Liliana Loyola. El acto de Conmemoración del 67 º Aniversario del Levantamiento del Ghetto de Varsovia fue realizado el viernes pasado en la sede de la la Asociación Cultural Israelita Argentina “I.L.Peretz”) de la ciudad de Santa Fe participaron la Asistente Social Magali Paez (en representación de A.C.I.A. "I.L.Peretz"), la T.O.Liliana Loyola (Defensora Adjunta de la Defensoria del Pueblo de la Provincia de Santa Fe) y el Lic. Juan Cruz Giménez (docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias - UNL). Ademas se contó con la participacion musical del Prof. Ricardo Fischer, quien en guitarra y canto interpretó tres temas alusivos al tema convocante.La A.S.Magali Paez dijo que "...¿que es lo hace que estemos aquí? ¿Que es lo que hoy a 67 años hay que seguir revindicando? y entonces supe que lo quería destacar, valorar, es la resistencia… la resistencia como acto de dignidad. Hoy a 67 años, hoy a 200 años hay que rescatar y resignificar la resistencia, que salga del oscurantismo, que salga de la lista de malas palabras, que gane la calle..."El Lic. Juan C.Gimenez invitó a reflexionar sobre lo que es la historia contemporanea, contexto en el que se inscribe el Levantamiento del Ghetto de Varsovia. Reflexionar y actuar sobre la sucedido para que Nunca Mas vuelvan a ocurrir hechos tan aberrantes que lesionan la condicion humana. En ese sentido la educacion, el sistema educativo tienen un papel fundamental, pero no rescatando cada fecha en un calendario, sino dando lugar a la dignidad de los seres humanos.Discurso de Loyola: Sea mi primera expresión para testimoniar la enorme satisfacción y agradecimiento por haber sido invitada a participar de la conmemoración de un aniversario más del Levantamiento Ghetto de Varsovia ocurrido en abril de 1943. No obstante, tengo en claro que importa una consideración hacia la institución que represento: la Defensoría del Pueblo de la Pcia. de Santa Fe .Para ser absolutamente sincera, no estoy segura de poder ahondar acerca del Levantamiento del Ghetto de Varsovia, gesta de libertad, coraje, dignidad y heroísmo de la que se conmemoran 67 años. No soy una especialista ni mucho menos. Me tranquiliza compartir el panel con quienes lo integran y que seguramente profundizarán la temática especifica. No he venido, entonces, a analizar históricamente uno de los hechos más relevantes de la tragedia humana del siglo XX, sino a expresar algunas reflexiones acerca de la democracia como ordenamiento imprescindible para la libertad y la plena igualdad entre todo los seres humanos y la Defensoría del Pueblo como institución de garantía de Derechos.He venido hoy aquí, si se me permite, a adherir a la trascendencia del levantamiento de 1943 como reacción del ser humano ante su propio envilecimiento. Lo hago además como parte y testigo de una generación que que no fue mansa ni contemplativa, que se propuso la utopía de vivir en una sociedad más justa, que tuvo ideales de justicia, de dignidad, de igualdad, que se comprometió con esos ideales, y que por ello padeció los horrores de la dictadura mas cruenta que viviera nuestro país. Así como fue un oprobio para la dignidad humana que haya existido el Ghetto de Varsovia y todos los demás ghettos, antes y después, el Levantamiento –en tanto reacción legítima y legitimada frente a la opresión- alienta la esperanza sobre la más altruista condición a la que puede elevarse el ser humano. Las crónicas públicas, los relatos privados, la literatura y el cine, felizmente, han registrado también para los tiempos, las múltiples demostraciones de valentías que han tenido hombres y mujeres del pueblo judío en el Ghetto. Los académicos aconsejan no despojar las lecturas históricas de las circunstancias constitutivas de sus hechos sobresalientes. Pero ello no impide que éstos mismos sean mirados, desde la praxis misma de existencia cotidiana y común, como faros que alumbran u oscurecen su derredor, apenas se mira en su dirección. Por eso para quienes trabajamos en la Defensoría del Pueblo, y en esto quiero poner un especial énfasis personal y de conjunto, pueden resultar desconocidos datos específicos del acontecimiento histórico, precisiones de la estadística y otras consideraciones de cualquier índole, pero de ningún modo puede existir una disonancia ideológica con la esencia del significado de tan trascendente hecho. No ya de pueblo alguno sino de la condición humana toda. ¿Cómo podría la Defensoría del Pueblo ser ajena a la tradición humanista que se reafirmara a partir del 19 de abril de 1943? No hay forma. En primer término porque la Defensoría del Pueblo es una institución de la democracia. Surgida de ella y para ella. No hay dictadura que haya tolerado una Defensoría del Pueblo. No Hay democracia que tolere un Ghetto de Varsovia. No debería haber democracia que tolere prácticas segregacionistas de ninguna índole, ni prácticas que importen inequidades graves.Y digo debería, porque lamentablemente persisten en nuestras sociedades actuales, innumerables muros, reales y virtuales, muros que dividen, que separan, que discriminan. Ahora bien, ¿por qué fue necesario que la democracia creara Defensorías del Pueblo? ¿Defender al pueblo de qué o de quien? El Defensor del Pueblo tiene como misión defender al pueblo de los gobiernos que ese mismo pueblo elige. Dado que en la instancia autocrática el pueblo no decide. Esto que parece contradictorio en su formulación, casi esquizofrénico se podría decir, es palpable frente a un extremo de crueldad definitiva como lo fuera el Ghetto de Varsovia. Sería ingenuo (e imperdonable creerlo) que un defensor del Pueblo hubiera podido impedir que el ejército alemán levantase el Ghetto. Entre otras razones porque Polonia estaba invadida, porque Alemania no era una democracia y porque difícilmente Hitler hubiere tolerado un Ombudsman. Fíjense que la ley por la que se creó la Defensoría del Pueblo en la provincia de Santa Fe, en 1991, la N º 10396, dice que su misión es la de defender a los ciudadanos de los actos u omisiones de la administración pública respectiva que impliquen ejercicio ilegítimo, defectuoso, irregular, abusivo, arbitrario, discriminatorio, negligente, incausado, gravemente inconveniente, inoportuno o que configure desviación de poder. ¿Es posible imaginar a Hitler –y a sus inspirados que lo precedieron y a los émulos que en cualquier latitud pudieron pretender imitarlo- aceptando una ley que diga esto? Tengo mis serias dudas de que el gobernador general alemán de Polonia, Hans Frank, hubiere aceptado alguna objeción por el hacinamiento, que configuraba el poner el 30 por ciento de la población de la ciudad de Varsovia –que representaban los 380.000 ciudadanos de origen judío- en apenas el 2,4 por ciento del territorio de la ciudad. Lo decidió y lo hizo sin más. Por ende, una primordial evocación de la significación del Ghetto es que nos expone de un modo incontrastable y brutal frente a la atrocidad de la que son capaces los regímenes dictatoriales. En contrapartida, ello importa una valoración permanente de la democracia. En 1994, la reforma constitucional que se discutió y sancionó en nuestra ciudad, creó en el país el instituto del Defensor del Pueblo, que actuará con plena autonomía funcional, sin recibir instrucciones de ninguna autoridad con la misión de defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos, garantías e intereses tutelados. Aquí se entiende mi afirmación inicial acerca de que no se puede estar en la Defensoría del Pueblo sin estar imbuidos del sentido profundo del significado del levantamiento del Ghetto de Varsovia. No se pueden defender los derechos humanos sin defender al ser humano, sin ser profundamente humanistas. Y eso es negar del modo más enfático posible que existan distinciones o categorías genéticas en el género humano que otorguen a unos, prerrogativas sobre la vida de otros. Felizmente la ciencia hoy ha venido en auxilio a demostrar cuán horrorosas han sido las teorías que pretendieron trazar distingos raciales. Pero conviene no olvidar que, por esa ignorancia, hemos pagado un precio enormemente desproporcionado. No es casual que el plexo normativo que introdujo en el derecho internacional la teoría de los derechos humanos, partiendo de instalar la repugnancia a las prácticas que tuvieran costos que se midiesen en vidas humanas, surgiera en 1948. Es decir, después de derrotado el Eje y en base a una experiencia tan amarga en la que el Levantamiento del Ghetto no fue un dato menor. De hecho la figura del Defensor del Pueblo creada en 1908 en Suecia como Ombudsman, que significa delegado de los ciudadanos frente al Estado, se desarrolla recién después de la Segunda Guerra Mundial cuando los pueblos comprendieron que debían garantizarse gobiernos en los que los excesos de poder, estuviesen vedados del modo más eficaz que fuera posible y, fundamentalmente, que debían impedir el levantamiento de nuevos muros reales o ficticios como el levantado en Varsovia el 16 de octubre de 1940. Ello sigue siendo una materia pendiente. Por eso es tan necesario que recordemos cada año el Levantamiento para que no permitamos nunca más la existencia de muros, no permitamos nunca mas discriminación de ningún tipo ni la persistencia de nuevos ghettos. Y también –permítaseme- fortalecer desde los estados y desde la propia ciudadanía la institucionalidad de organismos protección de derechos, de contralor, de garantías, como las Defensorías del Pueblo.
26/04/2010
La Defensoría del Pueblo en la conmemoración del 67 º Aniversario del Levantamiento del Ghetto de Varsovia realizada en Santa Fe
La labor de la Defensoría se entronca con el sentido del Levantamiento de Ghetto de Varsovia. ¿Acaso una dictadura como la hitleriana o la de Videla es capaz de dar origen a una institución como la Defensoría del Pueblo?; solamente en democracia -aun con sus debilidades- es posible pensar y tener este tipo de institutos que defienden a los ciudadanos comunes de los atropellos y falencias del Estado, dijo la adjunta Zona Norte, Liliana Loyola.